
Sus extensas colecciones son el resultado de un doble esfuerzo histórico: al coleccionismo desarrollado por la monarquía francesa a lo largo de varios siglos, al esfuerzo de los hombres de la Ilustración y a las campañas arqueológicas impulsadas durante todo el siglo XIX. La apertura del Louvre en 1793 significó, dentro de la historia de los museos, el traspaso de las colecciones privadas de las clases dirigentes (monarquía, aristocracia e Iglesia) a galerías de propiedad pública para disfrute del conjunto de la sociedad. Por ello el Louvre constituyó el precedente de todos los grandes museos nacionales europeos y norteamericanos.
Tiene más de quince millones de visitantes al áño y es, con gran diferencia, el museo de arte más visitado del mundo y el más recordado por varias de sus obras maestras, como La Gioconda de Leonardo da Vinci.

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